
Blancas y finas, y en el manto apenas
visibles, y con aire de azucenas,
las manos que no rompen mis cadenas.
Azules y con oro enarenados,
como las noches limpias de nublados,
los ojos, que contemplan mis pecados.
Como albo pecho de paloma el cuello,
y como crin de sol barba y cabello,
y como plata el pie descalzo y bello.
Dulce y triste la faz, la veste zarca...
Asi, del mal sobre la inmensa charca,
Jesus vino a mi uncion, como a la barca,
y abrillanto a mi espiritu la cumbre
con fugaz cuanto rica certidumbre,
como con tintas de refleja lumbre.
Y suele retornar, y me reintegra
la fe que salva y la ilusion que alegra,
y un relampago enciende mi alma negra.
( Salvador Diaz Miron )
visibles, y con aire de azucenas,
las manos que no rompen mis cadenas.
Azules y con oro enarenados,
como las noches limpias de nublados,
los ojos, que contemplan mis pecados.
Como albo pecho de paloma el cuello,
y como crin de sol barba y cabello,
y como plata el pie descalzo y bello.
Dulce y triste la faz, la veste zarca...
Asi, del mal sobre la inmensa charca,
Jesus vino a mi uncion, como a la barca,
y abrillanto a mi espiritu la cumbre
con fugaz cuanto rica certidumbre,
como con tintas de refleja lumbre.
Y suele retornar, y me reintegra
la fe que salva y la ilusion que alegra,
y un relampago enciende mi alma negra.
( Salvador Diaz Miron )
fascinantes palabras, muy cautivantes esta muy bien, saludos.
ReplyDeleteQué excelso y exquisito poeta Salvador Díaz Mirón. Un poeta con fibra literaria. ERxcente post. Te felicito.
ReplyDeleteHola wow que excelente poema muy buen estilo me ha encantado! gracias por tu visita Un saludo hasta muy pronto.
ReplyDeleteOh! gracias.
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